Excursión al Santuario de Cabrera.

Llegamos en dos coches al núcleo de Sant Julià de Cabrera, perteneciente a la población de L'Esquirol, cuyo el término comprende los núcleos de Cantonigròs, San Julián de Cabrera y Sant Martí Sescorts, al no haber espacio para el aparcamiento de los vehículos los dejamos unos 500 metros más abajo.

Las tres parejas (Miguel&Agustina, Juan&Ana y Marlene&José), nos colocamos las mochilas sobre la espalda, agarramos los bastones de trekking e iniciamos nuestra marcha. En la zona hay diversas masías, “ Masía El Collell”, “Can Campamar”, “La Tuta”, “Caselles”, “La Cabreta”, etc.

Nuestros pasos nos llevaron a la iglesia de St. Julià, datada en el 1050 y que tuvo que ser reformada después de los terremotos de 1428. Conserva de la obra primitiva 2 ábsides (El ábside es la parte de la iglesia situada en la cabecera, que acoge la mesa de altar. Generalmente tiene planta semicircular pero puede ser también poligonal y que sobresale de su fachada posterior). Hay un pequeño cementerio en frente de la entrada.

Pasamos la valla para el ganado, el último la cierra. Subimos por los prados con cuidado de no pisar las boñigas de las vacas, tomamos el camino a la derecha por detrás de la masía y subimos por el colorido sendero, que gracias a las hojas otoñales lo pintaron de matices verdes, amarillos, naranjas, ocres y rojos vivos, llegamos al Coll de Bram, hasta la explanada pueden llegar los vehículos, allí tenemos dos opciones subir por el sendero de la derecha “Camí de les Marrades”, o por las escaleras del Grau Nou. (estas escaleras las mandó construir Mn. Garriga). Entre todos decidimos subir por este último.

Una vez alcanzada la cumbre pudimos admirar tranquilamente las preciosas vistas.

Visitamos la pequeña iglesia, que está situada donde la antigua ermita del castillo, antiguamente (siglo XI) se alzaba el castillo de Cabrera. El parecer, este castillo, que había sido la residencia de los vizcondes de Cabrera, sufrió las consecuencias de las malas relaciones de esta familia con los condes de Barcelona, y ya no queda casi nada del mismo, solo la parte baja de la torre redonda, en el siglo XV la familia de los vizcondes de Cabrera se unió a el ducado de Medinaceli de Sevilla.

Cruzamos el estrecho camino de las dos besante, la de Osona y la de la Vall d'en Bas (Garrotxa). Y llegamos a la cima donde está la senyera y el cilindro con el mapa de la zona que además guarda una libreta en la que van firmando los que lo desean.

Para terminar cominos en la masía-restaurante anexada a la iglesia o ermita, entre risas y contando anécdotas, una vez repuestas las fuerzas iniciamos el camino de vuelta.